En
la segunda final derrotó 2-0 a Boca y se consagró campeón luego de veinticuatro
años y por cuarta vez en la historia de la Liga. Había vencido 3-0 en la ida,
en Coronel Suárez. Juan Perotti y Camilo Puefil, uno en cada etapa,
convirtieron los goles de la Estrellita que sufrió la expulsión de Leonel
Iriarte en el comienzo del segundo tiempo.
Ganador de la final de los cruces complementarios del
Apertura. Ganador de la final de zonas del Clausura. Por añadidura, al obtener
dos de los cuatro pasajes disponibles a la definición anual, finalista directo
de la temporada. El recorrido de Racing constaba entre los más destacados y
regulares del ámbito liguista, incluyendo su invicto en cruces decisivos
(superó seis, tres en los noventa minutos y otros tantos en la tanda de los penales).
Y supo refrendarlo en las finales.
Ganó 3-0 como visitante. Ganó 2-0 en casa, con un hombre
menos durante casi todo un tiempo. No dejó dudas. Y, aunque la diferencia en el
global resultó algo exagerada, desde el funcionamiento colectivo y el peso
específico y la jerarquía de sus individualidades se erigió en un campeón
inobjetable.
Si en Coronel Suárez fue la tarde del sapiente Cantoni,
la de este 6 de enero en Carhué fue la del todoterreno Floricich. El cinco fue el patrón del medio. Destacó
por su ubicuidad para cubrir huecos ante un Boca más ambicioso que en la ida,
fue la piedra angular del juego racinguista y se multiplicó cuando los suyos
estuvieron en desventaja numérica.
Apoyado en Floricich, la Estrellita mostró un mayor volumen
de juego desde el inicio y, aunque fue Boca quien contó con la primera chance
clara, ya se había adelantado en el marcador antes del meridiano de la primera
mitad.
A los 9 un tiro libre de Merquel estremeció el travesaño
y no perdonó el local apenas se le ofrendaron licencias. A los 20, a la salida
de un córner y en segunda jugada Juan Perotti tuvo el timing exacto para recortar su figura
por sobre las de sus dos marcadores y esquinar un cabezazo medido para abrir la
cuenta.
Lo buscó Boca, con Graff guapeándola en ofensiva como
mejor exponente. Lo pudo liquidar Racing en el tramo final de la primera parte.
Lo tuvo Cantoni a los 34, ingresando al área,
trastabillando entre agarrones y no llegando a puntear ante la salida de
Emiliano Romero. También Iriarte a los 36, pero disparó a la posición del
golero. Encontró un respiro la visita con un remate de Graff que pasó a
centímetros del palo izquierdo a los 39, pero dos minutos más tarde nuevamente
los dirigidos por Cotarelo coquetearon con el segundo: centro pasado desde la
izquierda de Cantoni que Emilio Romero devuelve al medio de cabeza y que
Puefil, con otro testazo, falla en posición inmejorable.
Salió con los bríos renovados Boca a la segunda mitad y
la tempranera expulsión de Iriarte pareció envalentonarlo. Fue solo un
espejismo. No tardó en volver al partido Racing. Al acostumbrado despliegue de
Floricich y Lautaro Zapata se le sumó el sacrificio de Perotti (otra de las
figuras de la final), importante en el retroceso y en la oferta de primer pase.
Cerró caminos el local y no sufrió zozobras en defensa, solo un centro cruzado
de Merquel desde la derecha al que Novgorosky no llegó por poco.
Bastó con que a los 20 Cantoni hiciese pie en el medio
para que Racing lo liquidara. El talentoso mediocampista ganó un duelo
individual y filtró una precisa habilitación a la izquierda para la incursión
de Camilo
Puefil que recortó y, con un disparo cruzado, le bajó el telón al
partido.
Al Boca de Kessler, de meritoria campaña, ya no le
alcanzó el empuje del incansable Matías Suppes –ya sin su socio de brega
Steinbach, reemplazado por Rohvein-, ni que Merquel las pidiera todas, ni que
Graff se debatiese con fiereza. Hasta hubo un disparo franco de Mauro Suppes a
la posición del seguro Herrera cuando el cronómetro desde hacía ya un rato
merodeaba la hora de los milagros.
Racing solo esperó la formalidad del pitazo final para
soltar el grito de campeón que tuvo atragantado durante casi un cuarto de
siglo, desde la tarde del 6 de diciembre de 1994 cuando en cancha de Blanco y
Negro firmó el tricampeonato apenas desembarcado en la LRF.
La
síntesis.
RACING CLUB DE CARHUÉ
2 BOCA JUNIORS 0.
Disputado en el Estadio “Hugo Alberto Robilotte” de Carhué,
domingo 6/1/2019.
RACING CLUB DE CARHUÉ: Hernán Alberto Herrera – Lautaro Zapata,
Lucas Gastón Gálvez, Jonathan Tello (46mST Rolando Navarro Silva) y Alexis
Javier Acosta – Leonel Iriarte, Ignacio Andrés Floricich, Maximiliano Ezequiel
Cantoni y Juan Perotti – Camilo Puefil (27mST Arístides Ferreyra) y Emilio Adolfo
Romero (38mST Facundo Albano Rapetti). DT: Pablo Diego Cotarelo. Suplentes:
Homero Giudici y Gustavo Benjamín Zapata.
BOCA JUNIORS: Emiliano Romero – Nicolás Suppes, Sebastián
Zapatero, Mauro Suppes y Santiago Abad – Matías Suppes y Matías Steinbach
(10mST Bruno Rohvein) – Alejandro Novgorosky (30mST Martín Gómez), Alexis
Steinbach (23mST Kevin Aguirre) y Emanuel Merquel – Maximiliano Graff. DT:
Rodrigo Kessler. Suplentes: Hernán Romeo y Gonzalo Vivas.
GOLES: 20mPT Juan Perotti (RCCar) de cabeza y 20mST
Camilo Puefil (RCCar).
EXPULSADO: 9mST Leonel Iriarte (RCCar).
AMONESTADOS: Santiago Abad, Alexis Steinbach, Matías
Steinbach, Matías Suppes, Bruno Rohvein y Mauro Suppes (BJ), Emilio Adolfo
Romero (RCCar).
ÁRBITRO: Kevin Baliño.
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